Título en español: La cabina del piloto/The cockpit
Título original: ザ・コクピット
Adaptado manga: Leiji Matsumoto
Duración: 67 minutos
Año: 1993
Erhart Von Reindhas, piloto de combate del Eje, cae con la
desgracia de ser considerado un cobarde. ¿Su acción? Tirase en paracaídas de su
avión Focke-Wulf 190 A4 cuando consideró que no podía salir ileso de sus
perseguidores en pleno ataque aéreo.
Tildado de no seguir las órdenes, con su escuadrón completo
aniquilado y sin patriotismo, tendrá una segunda oportunidad para
reivindicarse, con la misión de escoltar a un bombardero que lleva algo secreto
y muy peligroso como cargamento.
Sin embargo, una novia del pasado junto a su padre
científico, advierten que llegar al destino sería el peor de los escenarios.
Con la ética y el deber hacia Japón, el protagonista deberá elegir nuevamente
si seguir las instrucciones o aceptar lo que le manda la consciencia...
Historia 2, Cherry Blossom
Nogami, un piloto kamikaze, tiene la misión suicida de pilotear a "La Flor de Cerezo", considerada como avión/ataúd pues la muerte es segura para quien lo maneje. Inicialmente el bombardero no llega al portaaviones estadounidense en el Océano Pacífico, pero lo intentarán con otro escuadrón al día siguiente, ya que la cercanía del objetivo es primordial para el éxito. Pasando la noche con sus compañeros de flota Nogami ve que la guerra está casi perdida, mientras platican e intercambian historias personales se manifiesta que sus convicciones no merman, llegando las horas decisivas para su última tarea...
Historia 3, el Dragón de hierro
Con un bombardeo masivo en la región, Kodai y Utsunomiya,
dos soldados nipones, quedan a cargo de volver a su base, uno por una promesa
realizada, el otro para ayudarlo a cumplirla. Pero temen que sea en vano ya que
la posibilidad de que esté ocupada por los enemigos es muy alta.
En un sidecar restaurado, ambos irán conociéndose y mientras
corren, el desenlace de su carrera se acerca...
Como toda labor del mangaka, la perfección de las máquinas es lo que resalta en cada entrega, los aviones son fieles a la realidad y cada artefacto posee el peso de lo que era en su momento, velocidad, altura, armas. Cada escena de acción es confeccionada para no ser pesada y si bien son escasos, los minutos de combate valen lo plasmado en la animación.
Se visualiza la competencia por mejores aeroplanos y también
la impotencia japonesa por algo que juzgan acabado, en algunos casos el honor
es lo más sagrado, en otros una palabra vacía. La valentía se muestra de formas
variadas, aunque lo importante siempre será el pasado y el futuro de los
personajes. Dependiendo el destino vemos cómo se las arreglan para seguir sus
convicciones, estén erradas o acertadas no frenan pese al peligro.
La segunda historia personalmente es la que más me impacta,
porque retrata con fidelidad el Cerezo en flor, miniavión destinado con sus
cohetes de alta velocidad a traspasar cualquier obstáculo enemigo ya que el
cohete-humano logra superar la barrera del sonido, siendo inalcanzable para los
tiradores.
A pesar del intento de romantizar del relato, con su dibujo
y algunos sujetos dibujados en forma caricaturesca, no deja de ser trágico ver
que existieron en la vida real, un verdadero lavado de cerebro para los
pilotos. Prototipos de bombarderos, cazas Ta 152, Ohka, aeronaves A6M2 y
el sidecar Kawasaki Ki-61, que hace su aparición en la Ova final, todos con
trazos fidedignos.
A pesar de todo el guion antibélico, no deja de ser interesante el hecho de mostrar a los Aliados como más sanguinarios, la bomba atómica es un tema que se menciona continuamente al igual que la inutilidad de la guerra. Matsumoto es un referente a la libertad dentro del manga y cada anime que tiene su sello, pero aquí vemos un rasgo de querer no "demonizar" a todos los soldados japoneses, que sólo son hombres mandados y no tienen la culpa de las órdenes de las altas esferas políticas.
Para finalizar, la música tiene poca presencia para dar más
énfasis a los abundantes diálogos, hallándolas principalmente cuando las armas
hablan o en situaciones estresantes. Los trazos de los humanos son los
habituales del autor, algunos con cicatrices "a lo Harlock", marca registrada
del mangaka.
En resumen: Obra para ver de un tirón, se pasa
rápido. Recomendable, aunque no quedará como otros clásicos de Leiji Matsumoto,
nos vemos en otro número.
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