Sho Fukamachi y su amigo Tetsuro ven cambiadas sus vidas cuando, en el bosque, se topan con un extraño artefacto que resultará un armamento alienígena capaz de acoplarse al humano. Sin intención, Sho incorporará en su organismo a Guyver, una armadura con increíbles dotes para el combate siendo capaz de invocar el poder a voluntad cuando la situación sea crítica o peligrosa.
Ahora
deberán luchar contra la Corporación Chronos, un laboratorio que fabrica súper
soldados modificados como Zoanoids, quienes desean el prototipo de arma que fue
robado de sus instalaciones, a la vez que intentan mantener el secreto de la
modificación de ADN y los planes de conquista en un futuro cercano.
A
ver, no fue una desilusión, pero estuvo muy cerca, había visto el opening y ya tenía ganas de ver un
título anime de los 80 tal como estoy acostumbrado. Y no es mala, pero sí
bastante repetitiva.
Diseño
pasable, los monstruos están bien dibujados, aunque no dejan de ser carne de
cañón en su gran mayoría, insectoides o con formas de animales modificados,
asemejando a criaturas mitológicas, un rejunte de formas que no quedan mal.
Personajes
que podrían ser algo más, medio chatos en su personalidad: héroe que no pide ni
desea el poder pero se ve inmovilizado cuando tiene que hacer justicia, sea
para salvar a sus amigos o a la ciudad, es algo maravilloso y aterrador al
mismo tiempo porque teme por sus allegados más cercanos, de hecho no será nada
inusual los secuestros una y otra y otra vez, con la tarea de rescate del
Guyver mientras crece e incrementa sus habilidades. ¿La personalidad de cada
integrante de los «buenos»? No se percibe, tarea que nos deja un sabor vacío. Lo
que sí se tiene es el pasado de la Corporación Chronos y el porqué de la evolución
humana, lo cual es de agradecer.
Los enemigos tienen más presencia en cuanto a trazos en el dibujo, alguno más astuto que otro, aunque dejando en claro que el deseo de controlar al mundo es algo innato en todos ellos. Planes a largo plazo para dominar a toda especie y perpetuarse en la cima del poder, conquistando cada rama importante de cada continente: militar, política, tecnología y salud.
Dentro
de esta organización hay líderes que planean todo detalladamente utilizando a
las personas como peones, sin dudar en lanzar su arsenal incluso si hay
objetivos civiles: escuelas o una redacción de diario pueden ser lugares
perfectos para perpetrar un atentado y camuflarlo a posterioridad. Hasta con la
increíble maestría y destreza para efectuar lavados de cerebros a los que
presencien sus actos.
A medida que se sucedan los episodios, veremos la aparición del Guyver III, en donde se duda si es aliado u otro contrincante, ya que hace su juego en las sombras y parece a veces un agente encubierto, otras un traidor, sin revelarse cuáles son sus verdaderos objetivos. Esto es crucial porque vamos sospechando si es realmente un compañero que ayuda a Sho, el Guyver I o si se acerca para apuñalarlo por la espalda.
Otros
personajes como Mizuki, hermana de Tetsuro (e interés amoroso del personaje
principal) irán descubriendo que este par de amigos son reacios a responder los
raros eventos que van aconteciendo en las inmediaciones, también más secundarios
se irán sumando y volcarán la trama lo
ocurrido hace millones de años, la llegada de razas creadoras de vida y la
búsqueda del ser perfecto, un arma poderosa pero manipulable para obtener
soldados biológicos.
Con esto en claro, a partir de la mitad ya tenemos establecido el patrón de los acontecimientos y los toquecitos dramáticos serán el último escalón que deberá enfrentar el trío de protagonistas: Sho, junto a Tetsuro y su hermana ya están jugándose el todo por el todo y no hay futuro si no exterminan a cada miembro de la sociedad malvada, factor que nos plantearán que los tres últimos episodios tengan emoción y un acción más cargada de dramatismo, los monstruos ya dejan de ser fantoches y son poderosos pero ¿era necesario alargar la trama para ver esto? Si los OVAs hubieran sido seis o siete en vez de doce la cosa sería otra, lo único que se desea es asistir al desenlace y mirar los acontecimientos, pues la monotonía por repetir el patrón se siente pesada y realmente no hay algo original o innovador.
Adaptado
hasta el tomo 4, muchas dudas quedan sin resolverse, para esto se creó en el
2006 una serie de 26 episodios que retoma el guión y adapta hasta el tankoubon n° 10 con más hincapié en toda
la rama de transformaciones, teniendo ZoaLords y otras mutaciones que apenas
son mencionadas en la entrega anterior. Aun así las escenas cargadas de peleas,
golpes y fuertes muertes son lo que potencian el epílogo de esta docena de OVAs.
En resumen: ¿Es para recomendar? Pasa raspando el aprobado hasta ahí nomás. Hay una variedad de títulos que sin ser tan lentos pueden llegar a agradar mucho más, si hay tiempo libre y ya estamos familiarizados con este tipo de género denle un vistazo, personalmente digo que antes vean «Baoh», «Casshan» o «Genocyber». Nos vemos en otra Locura del Tío Scabbs.
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