Freedom Project, un título que se originó gracias a … Nissin Cup Noodles. Si, la famosa marca de ramen instantánea (en Occidente la más conocida es Maruchan) cumplió su 35º aniversario en el 2006, y se pensó en promocionar el producto a través de alguna cinta anime. Así, se perdona que cada cierto tiempo los habitantes saboreen abiertamente la sopa envasada, una forma gigante de hacer propaganda y a la vez mostrar una historia de ciencia ficción, pasen y lean.
Siglo 23, La Tierra es un planeta inhabitable debido a la radiación, ahora lo que queda de la Humanidad reside en domos construidos en el lado oscuro de la Luna y viven en Edén, colonia mayor donde se hallan las ciudades.
En esta
utopía, el protagonista Takeru disfruta su juventud corriendo carreras en sus
máquinas modificadas, sin embargo, por su actitud con el volante es sancionado
a trabajar voluntariamente en los alrededores de las cúpulas, este castigo es
una contribución al pueblo y se lo acepta como algo cotidiano.
Pero fiel a su naturaleza rebelde, se embarca más allá de los límites permitidos y por casualidad termina encontrando cápsulas con fotos mandadas del Planeta azul, enamorándose de una joven que aparece en una imagen. Esto demuestra que los altos mandos encubren lo que verdaderamente ocurre en el mundo originario, su descubrimiento hará que quienes manejan las ciudades lunares, lo busquen...
Buscando
respuestas, se dirige a DOM, lugar aislado donde sobreviven sin las
imposiciones de Edén, allí hay más libertad, pero menos comodidades. Alan, un
anciano astronauta, lo insta a viajar a la Tierra y que averigüe con su propia
mirada cómo está la población ¿El lugar? Florida, Estados Unidos, famoso por
sus plataformas de lanzamiento de las antiguas misiones espaciales, pero esto
es lo de menos ya que su idea es ir allí porque precisamente es el lugar de
donde proviene la chica retratada en el papel.
Con la prisa
por partir y la escasa suerte terminarán (junto a un amigo que domina la
mecánica) aterrizando, aunque alejados cientos de kilómetros, cruzando la
famosa Ruta 66 y conociendo nuevas amistades.
¿Por qué prohíben la libertad de
investigación científica y tecnológica? ¿A qué se debe tanta censura? ¿Qué
ocurre en la Tierra en la actualidad?
Y sumemos que, si tiene a Katsuhiro Otomo dentro de las filas como diseñador de los personajes y las máquinas, una reminiscencia a Akira tenía que estar presente: la carrera de tubos, competición de motos donde Takeru destaca. Velocidad, cierto desdén por las normas, vértigo y adrenalina a la vez, un combo que Otomo domina al anillo. Aunque hay que señalar muchas situaciones que nos recuerdan a su obra más famosa y se homenajea con las actitudes: Takeru gritando a plena voz es muuuuy parecido a Tetsuo y Kaneda, o la terquedad del protagonista, por mencionar algunos ejemplos.
Los
vehículos con todos los trazos, apariencias y aspectos mecánicos, enamoran y
dan unas ganas de subirse y sentir la velocidad en la cara. Punto a favor.
Si bien en
el lado artístico se han esmerado, el guion es lo que flojea. No es que la
trama sea mala pero sí se siente muy utilizado el lema de ''esconder la verdad
a la población” sin un sustento válido. No hay una dictadura o un antagonista
que impresione, sí intereses, pero no algo para que un imperio caiga debido a
un súper-mega-secreto. Recién en el último Ova visualizamos al máximo dirigente
y el porqué de querer que Edén se mantenga alejado del pasado terrícola.
Es para ver
de golpe, si no es probable que uno no se enganche. Así y todo, lo terminé
mirando porque estaba el creador de Memories y Roujin Z detrás de
los lápices y trazos de cada uno de los personajes, un anime que en 7 Ovas se
visualiza algo sencillo y enrevesado a la vez.
¿Para recomendar? A medias, si te gusta el diseño Otomo, será de tu estilo, pero nada más, nos vemos en otro número.
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