Arion, un pequeño niño con gran agilidad, vive con su madre ciega Deméter cuando son visitados por su tío Hades. Así se enterará que su progenitora podría volver a visualizar el mundo si encuentra una hierba curativa, pero termina siendo engañado y doblemente confundido, ya que no existe tratamiento pues la oscuridad es causada por una maldición.
Llevado al mundo del Averno, crece con resentimiento
hacia Zeus, supuesto causante del mal. Con los años buscará la forma de
luchar e intentar ser alguien fuerte, portando la espada del Inframundo.
Olvídense de Saint Seiya y demás títulos que posean
algo de mitología griega, muchos personajes fueron cambiados en su forma de ser
mostrados. Así veremos a una Atenea que desea a su hermano Apolo
y, ante la indiferencia de éste, un despecho típico de telenovela, con enojo y
resentimiento propios de una anti heroína.
¿Algo peor? Seguro,
es difícil que en alguna película o serie se nos muestre a Zeus, deidad
inmortal y Rey del Olimpo como alguien totalmente cobarde, asustado e incluso
llorón, pues aquí el caso es que claramente tiene miedo hasta de su sombra,
exponiendo otras facetas del supremo.
Apolo está caracterizado inicialmente con su lira, exhibiendo poderes de teletransportación y con una mueca irónica la mayor parte de la trama. Las erinias, conocedoras de la bondad y maldad del mundo terrenal, Alecto, Megera y Tisífone, son invocadas y manipuladas, algo que en los pergaminos sería imperdonable, ya que son una tríada de mujeres totalmente libres y dispuestas a asesinar a quienes osen desafiar las leyes de los Titanes
La lealtad cambia y Arion, ya adolescente, solo es
manipulado y no tiene ninguna base para creer a cualquier adulto. Conocerá en
el camino al Olimpo a Poseidón, Cerberus, Hércules, la historia de Prometeo,
y a Ares. Y no es
todo, se enamorará de una joven chica que no habla, Despoina (con un
aire muy parecido a Lynn Minmay, de Macross), que también pasará las mil
y una, metidos en un entramado de traiciones, giros y venganzas entre
familiares. La guerra es solo una excusa para demostrar poderío y querer
aplastar al rival porque ¿qué gracia tiene matar a quien aborrecemos? Lo mejor
es humillar y dejar abatido a nuestros enemigos.
Como mencioné anteriormente, no juzguemos los mitos y
leyendas que ya tenemos incorporados en nuestras cabezas, la lucha de Titanes,
Dioses y humanos no son mostradas como los manuales de historia. Básicamente,
hay cambios muy importantes y si bien faltan protagonistas importantes dentro
de la Mitología, con los que hallamos será suficiente.
La trama deriva entre la mezquindad de los autollamados Eternos, gobernantes con poder sobre la humanidad, los Titanes, desterrados por no seguir el consejo del Olimpo, peleas entre parientes, incestos varios, parricidios que vienen de generaciones, el lado miserable de los reyes y los intentos por perpetuarse, pintando muy humanos a quienes tienen que dictar el camino correcto de los mortales. Es agradable ver una cinta que es ajena a todo lo conocido, tomando muy libremente la personalidad de los seres anteriormente mencionados y desconocer si respetarán su legado, teniendo sorpresas a veces y adivinando otras.
El estilo de pelea de Arion es violento, pura arremetida
hacia el rival, para pensar y tener una oportunidad de mostrarse ante el dios
del trueno nos toparemos con camaradas que, a falta de fortaleza física, poseen
algo de sentido común. Ya sean secundarios o con alta exposición en la
pantalla, cada uno está dibujado con esmero, las escenas de acción son rápidas
y limpias con un resultado final muy satisfactorio. Colores muy nítidos, y si
llegamos a tener la versión Blu-ray quedaremos impactados.
Voces japonesas son siempre bien recibidas, también se
consigue con audio en español.
En resumen: Leyendas, los Titanes, mitología mezcla
de God of war con una versión descarnada de Los caballeros del
zodíaco. Entretenida para una tarde, las dos horas se pasan rápido.
Lo bueno: las escenas de acción, la mezcla variopinta de
personajes.
Lo malo: si esperas algo estilo Saint Seiya, puede decepcionar.
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