En una Buenos Aires (llamada Ciudad del Plata) que mezcla una visión steampunk con elementos propiamente porteños hallamos a Reno Simonti, un funcionario que es mandado por el Estado para hacer pareja del Inspector Zabatella, de profesión "muertero".
Los inspectores de Higiene Social poseen un cargo insalubre: acabar con la vida de alguien que fue marcado y sentenciado por el Gobierno. No hay que hacer preguntas, sólo acabar con el objetivo y esperar otro nuevo caso... y Zabatella es uno de los mejores.
Chocando con la moral y sus costumbres, Reno hará su pequeño pero valioso aporte mientras vemos poco a poco lo que hay detrás de la aparente eliminación sistemática de individuos, donde la masonería, religiones, poderes de turno, fanáticos e incluso matemáticos tienen sus quince minutos de fama.
Lamentablemente estos personajes secundarios no están del todo desarrollados, con cuatro capítulos el material no puede mostrar el pasado sea de las víctimas, de los "muerteros" (Zabatella no es el único en su profesión) y algunos amigos/enemigos que irán hallando en sus travesías.
"Todos los inspectores tenemos culpas que purgar"
A no engañarse con los trazos simples de los personajes principales, el foco se da en los detallados fondos donde vemos una riqueza de motivos en una paleta tirando a tonos apagados. La ciudad es presa de un sentimiento que pareciera lejano, estética de 1940 con vestimenta propia de esos años, vehículos y armas que hacen juego y una decadencia que lamentablemente no pareciera tener fin: proxenetas, juego ilegal, corrupción, inmigración para mano de obra esclava, etc.
Las altas esferas que dominan tras las sombras tienen mucha participación, no desean cambiar el nuevo orden en una especie de pseudodictadura perpetua, las religiones están obsoletas y prohibidas aunque perduren bajo los cimientos de la población.
Algo interesante y con claras referencias es mostrar que el Obelisco (icono de Bs As) nunca llegó a construirse, los intentos fueron infructuosos ¿alguna razón en especial?
"No hay razón para el pensamiento místico"
Los autores son el guionista Diego Agrimbau y quien hace lucir sus relatos a través de los pinceles es Dante Ginevra, ambos nacidos a mediados de la década del 70 en Buenos Aires. Y como todo caricaturista/productor/escritor son conocidos lejos de su patria, el dicho "nadie es profeta en su tierra" es común en la mayor parte de los artistas, sin importar la nacionalidad hay que triunfar afuera para ser reconocido. Estos amigos que se conocen desde secundaria acaudalan varios premios importantes en Francia, Italia y España, vuelven a reunirse luego de la obra conjunta "El asco" para estas cuatro historias en una presentación de 48 páginas con medidas de cómic franco-belga y tapa dura.
En resumen:
Personalmente me agradó que estos dos personajes fueran lo esperado: el muy usado y eterno choque de pensamientos y accionar diferentes, lo que uno hace complementa al otro, compañeros que a la fuerza se van haciendo amigos en una metrópoli donde la bohemia se mezcla con lo futurista, para salir airosos deberán sostenerse en esa confianza que nace del peligro, donde la guadaña sesga a quien dude.
Casualidades, patrones atípicos y fenómenos inexplicables son algo que este dueto policial tendrá que enfrentar ¿qué mas pedir? Nos vemos en otro número
Nombre original: El muertero Zabaletta
Categoría: novela gráfica
Género: policial, fantasía
Editorial: Norma Editorial
Año de edición: 2008
Guión/Dibujo: Diego Agrimbau/Dante Ginevra
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