martes, 3 de mayo de 2011

Opinión: Muñecos, gashapones y demás


Muñecos, gashapones y demás

Es algo fijo que cualquier serie exitosa, sin importar lo atrapante del guión, la calidad del dibujo o su música, tendrá su correspondiente merchandising; en esta oportunidad hablaré sobre variados muñecos, gashapones y demás esculturas.
Los hay de muchas maneras: para armar, fijos, con articulaciones (destacándose los "Revoltech", famosos por sus innovaciones en materia de calidad), etc.
En Japón existen negocios de hasta 4 pisos donde se aprecian a la venta innumerables productos, ideal para dejarnos una buena cantidad de dinero sobre el mostrador.

Los gashapones suelen estar prefabricados industrialmente por moldes, con las siluetas de Saber, Ranma, Suzumiya o la heroína que estemos buscando, luego de un proceso de “afinamiento”, suelen poseer unas pinceladas, pero los muñecos mejor elaborados tienen más requisitos: inicialmente una pintura base para después pegarse las distintas partes del cuerpo, una capa de barniz suave y un acabado con los colores finales.

Los detalles como botones y pequeñas líneas faciales (cejas y ojos) son lo que determinan en gran parte si habrá buenas ventas, por lo tanto se cuidan sobremanera. Esto varía de acuerdo al modelo, el peso y las proporciones del juguete, siendo más difícil algunos que otros, por eso hay tantos modelos que son directamente berretas, o por el contrario una delicia para la vista.

Muchos poseen infinidad de accesorios para poder disponer de diferentes maneras a lo que escogimos, con rostros y manos intercambiables, incluso la vestimenta, aunque este último suele prevalecer en series ecchi o donde las féminas puedan mostrar sus encantos pues ¿es necesario explicar que es muy fácil hallar a las mujeres de Ikkitousen casi en cueros?

Es probable que hayan visualizado un tópico común en las series...¡la visita a Akihabara! lugar por excelencia para todo el que aprecie el manganime, sin ser tan exagerado lo visto en documentales o los capítulos mencionados, ya que no es nada raro toparnos con distintas personas disfrazadas que anuncian novedades en materia de tankoubons o los muñecos estreno del mes.

Con pase libre en la mayor parte (gancho para ver si "picamos" en la compra) el usuario normal, el fan y el otaku más acérrimo puede adquirir a su personaje, ya sea en plástico (la mayor parte de los gashapones), en PVC o en otras aleaciones que logran una fidelidad increíblemente digna.

La peor parte viene en el tema monetario, allí no es descabellado que un adolescente tenga en su dormitorio decenas de muñecos de alta calidad (busquen en cualquier buscador de la red “habitación otaku” o similar, verán de lo que hablo)...pero al cambio de moneda (mas impuestos, derechos internacionales por los viajes, etc.) el valor aumenta ostensiblemente para nosotros, y la sensación es peor cuando lo vemos tentadores detrás de las vitrinas de los negocios comiqueros.


¿Quién no ha visto un personaje de Naruto o Dragon Ball Z en “formato lástima” ¡¡¡No!!! Yo quiero el que vi por internet, claro que es caro y de una serie menos conocida, pero habrá que pagar mucho más por el antojo personal.

Como he mencionado anteriormente, la mejor forma de hallar rarezas y a buenos precios, es en las convenciones (si son las anuales, mejor que mejor) o eventos cercanos a nuestra localidad, hay que ahorrar pero se llevarán un excelente producto. Las tiendas online son recomendadas para pedir en gran cantidad, aunque actualmente están cambiando de modalidad y con un poco de suerte tendremos éxito.

Algunas de las variedades de marcas y fabricantes que podremos ver en muñecos son:
Revoltech, Bandai, Good Smile (especialmente famosos por sus “Nendoroid”), Banpresto, Kotobukiya, Sega, Kaiyodo (Colección Fraulein)…la lista es interminable. Si bien esto es algo del merchandising rondante, hay muchísimas cosas que aún desconozco, por ejemplo las esculturas de dragones suelen estar hechas también en pvc, o resina, yeso e incluso cemento, elementos que creo no están hechos en los trabajos de Japón. Nos vemos.


¡¡¡Oh my God, la nave de Roy!!!

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